domingo, octubre 29, 2006

Enteógeno: Un étimo adecuado


Todos los términos acuñados para denominar las drogas sagradas mexicanas, (el peyotl, el teonanacatl, y el ololiuqui, con las que el LSD guarda un estrechísimo parentesco químico-espiritual y de modo de acción) resultan inadecuados. Alucinógeno, que viene de ‘alucinar’ se relaciona con estar loco o divagar. Humphry Osmond acuñó la palabra psiquedélicos (‘revelador de la mente’), evitando utilizar el prefijo ‘psico’ para que no lo relacionaran con el término psicótico. Sin embargo, dichas precauciones no fueron suficientes. Por otro lado, el abuso que la cultura pop de los setenta hizo de aquella palabra nos impide sostener que un chamán tenga experiencias psiquedélicas. Aldous Huxley propone utilizar phanerothyme (‘manifestador del alma’) para hablar de sustancias como la mescalina:

Para hacer este trivial mundo sublime
tome medio gramo de fanerotime.

Enteógenos ha sido el término más aceptado por quienes estudian estas drogas. Entheos es una palabra que se utilizaba para describir el estado en que uno se encuentra cuando dios ha entrado en su cuerpo. Se aplicaba a los trances proféticos, la pasión erótica y la creación artística, así como a aquellos ritos religiosos en que los estados místicos eran experimentados a través de sustancias que eran transustanciales con la deidad. La raíz gen denota la acción de devenir. En estricto sentido es un término sólo para aquellas drogas que producen visiones como las de los ritos religiosos o chamánicos.

1 comentario:

Rafael Roldan dijo...

A mi me gusta llamarlos psicoscópios, los microscopios del alma.